viernes, 21 de septiembre de 2007

The Salt Lake Roasting Company

Como decía hace dos posts, cuando yo llegué a Utah en septiembre de 1991, era bastante difícil conseguir tomarse un café decente en Salt Lake City, dado que a la conocida suavidad del café americano se le unía el hecho de que los mormones, mayoría en este estado, no toman café. Después de varios días desesperado sin tomarme un café como Dios manda, unos amigos me llevaron a la Salt Lake Roasting Company, y de repente el cielo se abrió para mí :)

Fundada en 1981, la Salt Lake Roasting Company (Compañía Tostadora de Salt Lake) es uno de los sitios con más feeling de Salt Lake City. Es una simple cafetería, sólo venden café y pasteles, nada de cocacolas ni bebidas alcohólicas. Está situada en pleno centro, a una manzana del ayuntamiento. Y la mayor particularidad que tiene es que se tuesta su propio café. Ved en la foto las dos máquinas tostadoras que ocupan la mitad del local, junto con los sacos de café.

Si aciertas a ir a tomarte un café mientras están tostándolo, lo que ocurre bastante a menudo, un penetrante olor a café te recibirá y se te enganchará a la nariz hasta tres horas después de haberte ido. Ni que decir tiene que la Roasting Company sirve un café exprés maravilloso, negro, amargo y con espuma, así como todas las especialidades cafeteras existentes. Vende también su café en grano, y otros adminículos relacionados con el café, tazas, cafeteras, etc. Ese primer día que yo fui me gasté 60 dólares allí mismo en una cafetera italiana, un molinillo, un par de libras de café y unas tacitas del tamaño adecuado. Aún conservo esa cafetera en mi casa de Barcelona, y además tiene la particularidad de que es una cafetera italiana de esas de siempre, de rosca ("oroley" les llama mi padre) pero la parte inferior es metálica y la superior es de cerámica. Muy curiosa.

Total, que la Roasting Company se convirtió (y aún lo es) en uno de mis sitios preferidos de Salt Lake, y con gran cariño recuerdo que escribí mi primer artículo matemático sentado en una de sus mesas, alguna tarde de 1994.


Ahora ya todo ha cambiado y, ni los mormones son mayoría, ni es difícil tomarse un buen café en Salt Lake, con la avalancha de foráneos que llegó a finales de los 90 y luego con las olimpiadas, principalmente de la cercana California, huyendo de los precios de las casas y de la peligrosidad de la calle californiana. Pero la Roasting Company sigue ahí, con su clientela fiel. Esperemos que por muchos años. Os recomiendo a cualquiera que paséis por Utah, si os gusta el café, una visita a la Salt Lake Roasting Company, no os defraudará.

1 comentario:

Conchi dijo...

La mama diu que la foto que tens a la presentació no estas gaire "guapo".un petonet